La fiesta de Cristo Rey fue instituida por el papa Pío XI en 1925, a raíz de la Primera Guerra Mundial, en medio de la subida del comunismo en Rusia, y durante el 16º centenario del Concilio de Nicea (325), la instituye en su encíclica Quas Primas, aunque su primera celebración tuvo lugar en 1926 en el domingo anterior a la solemnidad de Todos los Santos.
En 1969, el Papa Pablo VI revisó la fiesta, trasladándola al último domingo del año litúrgico y dándole su actual título: “Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo” para que la sociedad secularizada no olvide la autoridad de Cristo sobre los hombres y las instituciones; con esta fiesta recordamos que, a pesar de todo lo que los poderes de la tierra pueden hacernos o pedirnos, Cristo es el verdadero rey que debe reinar en nuestros corazones.
Con ella terminamos el Año litúrgico y apuntamos ya el tiempo de adviento en la perspectiva de la venida gloriosa del Señor.
La fiesta fue y es una respuesta al aumento de la secularización, el ateísmo y el comunismo.
Como curiosidad, la estatua de “Cristo Rey” en Polonia es la más grande estatua de Jesús en el mundo, con sus 36 metros más su corona sobrepuesta que tiene una altura de 3 metros.
Como meditación previa a la celebración solemne que haremos en la Parroquia, podéis escuchar las reflexiones de San Josemaría Escrivá de Balaguer en este audio